Los cables de fibra óptica son impresionantes: pueden instalarse bajo tierra, sobre cableado aéreo e incluso en aplicaciones submarinas. Impulsan redes que conectan hogares, negocios, gobiernos locales y más. Pero estos cables delgados como un cabello están sujetos a las duras realidades de la Madre Naturaleza: seco, rocoso, nevado, polvoriento, caliente y frío. Y ahí es donde entra en juego un cierre de fibra.

Un cierre de fibra óptica es un componente pasivo que puede proteger los puntos de su red donde empalma el cable. Viene en diferentes formas, tamaños y configuraciones para satisfacer sus necesidades específicas y opciones de ubicación. Por ejemplo, un cierre tipo domo tiene una forma distintiva y es ideal para uso en aplicaciones subterráneas. Un cierre de tipo horizontal, por otro lado, parece una caja plana o cilíndrica que se puede montar en el aire o enterrar en aplicaciones subterráneas. Ambos pueden adaptarse a cientos de conexiones de fibra.

Lo principal que debe recordar al elegir un cierre de fibra óptica es que necesita uno que sea compatible con los cables de su red. La doble verificación de la compatibilidad garantiza que obtenga un producto de calidad que pueda resistir los diversos peligros ambientales de su entorno.

Otras consideraciones importantes incluyen un diseño bien configurado que ayuda a mejorar el rendimiento del cable sin torcer ni tensar las fibras. Un buen cierre también debe tener un radio de curvatura bajo para evitar crear tensión excesiva y daños durante la manipulación. Finalmente, busque un diseño que sea fácil de instalar, ya que hacerlo puede eliminar la necesidad de hardware adicional como un cable mensajero o un poste para colgar el cierre.